Ajedrecistas ciegos aprenden nuevas técnicas en un curso de alto nivel en Asturias
Impartido por el Maestro FIDE, José Vicente Jiménez, tiene lugar hasta el domingo en la Pensión Restaurante La Unión de Trevías
Un grupo de expertos ajedrecistas ciegos o con discapacidad visual grave, de la Federación Española de Deportes para Ciegos(se abrirá nueva ventana) (FEDC), asisten hasta el domingo día 8 de noviembre en Trevías (Asturias), a un curso de excelencia y perfeccionamiento impartido por el Maestro FIDE, José Vicente Jiménez.
Los afortunados miembros del equipo de ajedrez de la Federación son Francisco Javier Delgado y Ángel Mesa (Andalucía); Joan Fuster (Baleares); Eduardo Méndez (Madrid); y José Fernando Fernández (Cantabria).
El curso, que tiene lugar en la Pensión Restaurante La Unión (calle Eladio Rico, 12 – Trevías), versará sobre el final de la partida que es la parte más técnica del juego. El Maestro José Vicente mostrará al grupo posiciones estratégicas y teóricas del final que resultan decisivas y dividen el universo de las tablas y la derrota en una partida de ajedrez.
Se trata del primer curso de alto nivel que convoca la FEDC tras el confinamiento provocado por el COVID 19. Para ello los ajedrecistas deben que cumplir un protocolo sanitario que asegure el normal desarrollo de la enseñanza. En este sentido cabe destacar que los jugadores se han realizado distintos test serológicos, deberán llevar mascarilla en todo momento y tendrán que guardar la distancia de seguridad, mientras que el tablero y las piezas serán desinfectados de forma diaria.
El ajedrez, uno de los deportes más integradores
El ajedrez es un deporte de larga tradición entre las personas con discapacidad visual, por su facilidad para ser practicado de forma integrada en las competiciones con personas videntes.
Para la práctica del ajedrez, los ciegos necesitan sólo algunas adaptaciones en el material de juego. Por ejemplo, el tablero tiene los cuadros negros ligeramente más altos que los blancos para hacerlos diferentes al tacto.
Además, las piezas negras llevan, en su parte superior, una protuberancia que las distingue de las blancas.
Cada casilla del tablero tiene un orificio en el centro, en el que se insertan las piezas a través de un pequeño vástago que éstas tienen en su parte inferior. Mediante este sistema, las manos del jugador pueden tocar todas las piezas sin derribarlas.
Las partidas entre ajedrecistas ciegos se juegan en dos tableros. Cada uno de los jugadores mueve las piezas en su tablero de modo que, al tocarlas, no moleste ni sea molestado por su contrario. Los relojes de ajedrez disponen de un mecanismo de voz con auriculares para acceder al tiempo de juego.