Ajedrecistas ciegos y videntes se enfrentarán en el XXVII Torneo San Miguel de Luarca
El torneo, organizado por el Club Ajedrez Valdés, pretende fomentar el deporte inclusivo, accesible y en igualdad de condiciones
Seis de los mejores ajedrecistas ciegos y con discapacidad visual grave de nuestro país competirán contra videntes, en igualdad de condiciones, en el XXVII Torneo San Miguel de Luarca que se disputa este fin de semana en el Polideportivo Municipal Pedro Llera Losada.
Igual que en la anterior edición, el torneo se disputará de forma presencial y tendrán que cumplir un protocolo sanitario que asegure el normal desarrollo del campeonato. Para poder participar, los jugadores se realizarán distintos test serológicos, deberán llevar mascarilla en todo momento y tendrán que guardar la distancia de seguridad. Además, el tablero, las piezas y los relojes serán desinfectados después de cada ronda de juego.
Entre los participantes de la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC), estarán presentes el cántabro José Fernando Fernández; el asturiano José Carlos Menéndez; el castellanoleonés Roberto Clemente; el castellanomanchego Antonio Ramírez; y los madrileños Miguel Arnedo y Eduardo Méndez. Estarán acompañados por el técnico de la Federación, Pablo Martínez, en una cita para la que todos están muy ilusionados.
El torneo se disputará por sistema de liga a una vuelta en todos los grupos formados por 4 jugadores. El sábado jugarán dos rondas (10:30 y 17:30 horas) y el domingo será la tercera (10:30 horas). Tendrá un ritmo de juego de 90 minutos más 30 segundos de añadido por movimiento.
El ajedrez, uno de los deportes más integradores
El ajedrez es un deporte de larga tradición entre las personas con discapacidad visual, por su facilidad para ser practicado de forma integrada en las competiciones con personas videntes.
Para la práctica del ajedrez, los ciegos necesitan sólo algunas adaptaciones en el material de juego. Por ejemplo, el tablero tiene los cuadros negros ligeramente más altos que los blancos para hacerlos diferentes al tacto. Además, las piezas negras llevan, en su parte superior, una protuberancia que las distingue de las blancas.
Cada casilla del tablero tiene un orificio en el centro, en el que se insertan las piezas a través de un pequeño vástago que éstas tienen en su parte inferior. Mediante este sistema, las manos del jugador pueden tocar todas las piezas sin derribarlas.
Las partidas entre ajedrecistas ciegos se juegan en dos tableros. Cada uno de los jugadores mueve las piezas en su tablero de modo que, al tocarlas, no moleste ni sea molestado por su contrario. Los relojes de ajedrez disponen de un mecanismo de voz con auriculares para acceder al tiempo de juego.