El cupón de la ONCE difunde la Fiesta del Pulpo en O Carballiño
En el sorteo del 5 de agosto
El director de ONCE en Ourense, Jesús Sánchez, presentó en el Concello de O Carballiño el cupón (se abrirá nueva ventana)dedicado a la Fiesta del Pulpo de la localidad, declarada de Interés Turístico Nacional. En el Salón de Plenos hizo entrega al alcalde, Francisco Fumega, de la reproducción enmarcada del original del cupón, que se sorteará el 5 de agosto.
La Fiesta del Pulpo viene celebrándose desde hace casi sesenta años, aunque en 2020 se vio mermada debido al Covid y este año 2021 vuelve a repetirse la situación pandémica. De todos modos, el Concello de O Carballiño tiene previstas actividades tanto gastronómicas como lúdicas para los primeros días del mes de agosto. Jesús Sánchez mostró el orgullo de la ONCE por sumarse a una de las citas festivo-gastronómicas más importantes, que hace dos años concentraba más de 40 calderos y cerca de 100.000 personas y se refirió también al homenaje al oficio de pulpeiras y pulpeiros, que son ejes protagonistas de la celebración, junto al pulpo.
El alcalde, por su parte, agradeció el gesto de la ONCE de llevar la imagen de O Carballiño y su Fiesta en 5,5 millones de cupones repartidos por toda España y señaló que este año, aunque no se llevará a cabo la tradicional comida en el parque municipal, habrá alrededor de 20 puestos de pulpo repartidos por toda la villa el segundo domingo de agosto para atender a visitantes y vecinos.
El origen y momento actual de fiestas y el oficio de pulpeiras y pulpeiros desde un punto de vista socio-gastronómico es realmente interesante, muy enraizado en la historia de Galicia, por lo que incluimos una breve reseña del mismo. Para ello, hay que remontarse a la vida religiosa del siglo XII en el municipio de Cea en Ourense, en donde se sitúa el llamado “Escorial Gallego”, un monasterio cisterciense desde el 1140, anteriormente fundado por monjes benedictinos en 1137, llamado Santa María de Oseira.
Gracias a la rigurosa documentación de los fundadores de esta orden, tenemos constancia de lo acontecido en aquellos tiempos en los que el poder de religiosos y nobles decidían el destino del resto. Un noble, Diego Arias es una figura relevante en la historia de la exaltación del pulpo. Servidor de la reina Doña Urraca, recibe de la corona por sus servicios, el Coto de Marín (Pontevedra) y allí retirado paso la mayor parte de su vida, hasta que, apenado por la muerte de su esposa, busca sosiego y se ordena monje en este monasterio a sus bienes como la orden del Císter obliga, pasando a ser de la abadía de Oseira, con todo lo que ello implica.
Así los monjes cistercienses recibían de los aparceros de los pueblos costeros los pagos por el usufructo de las numerosas propiedades pertenecientes al monasterio (casas, cortiñas, viñas...) no sólo en dinero (reales, maravedíes, ducados), sino también en especies (cereales, ganado, vino o pesca), entre los que se usaba el Pulpo. Siendo entonces este cefalópodo poco valorado gastronómicamente, sus posibilidades de conservación en seco, semi-seco o curado lo hacían una parte importante para los pagos comerciales y diezmos a la iglesia.
Otro factor importante a tener en cuenta, es el interés de los monjes sobre la comarca costera, para las épocas de Adviento y Cuaresma, en donde el abastecimiento de pescado era necesario, al no poder comer carne, por ello hacia el año de 1583 (siglo XVI) para estas épocas eclesiásticas, se establecieron en el puerto de Marín precios más bajos para el consumo y venta de pescado fresco como congrio y merluza, entre los que se incluyó el pulpo.
Siendo grandes cantidades de Pulpo el tributo que recibían los monjes de sus aparceros costeros, comenzaron a repartir el sobrante entre sus feligreses carballiñenses, para consumo personal y venta, naciendo así el “Pulpo á Feira”, arraigada costumbre, creando un colectivo profesional dedicado a la adquisición directa, transporte y venta preparada del Pulpo en fiestas y ferias, llegando hasta nuestros días el antiguo oficio de las pulpeiras y pulpeiros.
Partiendo de una feria mensual, que hasta entonces se venía celebrando en Cea, para comerciar y recaudar impuestos, concesión otorgada a los monjes por el mismo rey Sancho IV en el año 1286 (siglo XIII), los frailes vieron el beneficio de trasladarla, hacia el tercer tercio del siglo XVII, a las tierras del Monasterio, instalándose en las orillas del camino real en Partovía contribuyendo a la formación del actual Carballiño, creando así un espacio ferial de importante comercio y en donde se desarrolló el oficio de pulpeiras y pulpeiros, las más famosas las de Arcos.