Once artistas ciegos muestran sus esculturas, creadas en la oscuridad
Exposición del Museo Tiflológico de la ONCE, que incluye obras de dos escultores sordociegos y cinco ciegos en activo
La escultura es un arte que no está limitado a las personas ciegas. Prueba de ello es la exposición que reúne, en el Museo Tiflológico de la ONCE (http://museo.once.es), a 11 artistas que muestran sus esculturas, creadas en la oscuridad.
La nueva exposición del Museo Tiflológico de la ONCE, que celebra su 25 aniversario, muestra obras de dos escultores sordociegos, cinco ciegos aún en activo, y cuatro fallecidos. Estas obras se pueden ver y tocar hasta el 20 de mayo, en calle La Coruña, número 18, Madrid, en horario de martes a viernes: de 10:00 a 14:00 h. y de 17:00 a 20:00 h., y sábados, de 10:00 a 14:00 h.
Gemma León, consejera general de la ONCE, ha destacado “el papel de la ONCE en el apoyo a la Cultura y el Arte como vías de normalización y participación de las personas ciegas en la sociedad”. Con el Museo Tiflológico, “se intenta que la gente se ponga en el papel de las personas ciegas a la hora de percibir el arte”, ha señalado Gemma León.
Por su parte, Ana Ruiz, directora de Educación, Empleo y Promoción Cultural de la ONCE, ha hecho hincapié en “el compromiso de la ONCE con el acceso de las personas ciegas al arte y, además, en que puedan participar en el proceso creativo”.
El escultor Diego Canogar ha afirmado “que la discapacidad no frena el arte”, como lo demuestra esta exposición y el Museo Tiflológico en sí mismo. El escultor, uno de los 44 cuyas obras también pueden verse y tocarse en el museo, ha comentado su grata impresión “al ser testigo de la soltura de las personas ciegas para ver el arte con sus manos”.
Las obras expuestas cuentan con los títulos en Braille, y están provistas de códigos QR, con información accesible a personas con ceguera o discapacidad visual a través de teléfonos móviles. Además, cuentan con beepcons, balizas inteligentes de guiado diseñadas para facilitar a las personas con discapacidad visual la identificación y localización de objetos cercanos, mediante una aplicación móvil. Esta herramienta hace llegar a la persona con discapacidad visual información sobre un punto concreto del edificio o sobre las obras expuestas, pudiéndolas localizar fácilmente a través de un sonido.
La exposición reúne obras de escultores de Cataluña, Madrid, Baleares, Galicia, Aragón, Castilla y León, México y Francia.
Andrés Clariana (Barcelona, 1973). Escultor sordociego. Realiza sus trabajos de modelado en moldes de escayola, resinas, talla en piedra y madera. La obra que expone, ‘Torso II’ es una representación abstracta de un torso femenino, sin cabeza ni brazos, de planos rectos y alargados, en mármol de Calatorao.
Cesar Delgado González (Madrid, 1949). Antes de la ceguera, su actividad creativa la canalizaba a través del óleo y el carbón; después ensayó cómo desarrollar su creatividad hasta dar cuerpo a una forma de expresión artística singular. Muestra ‘Carbonero imprudente’, formado por un tronco de árbol, varios tarugos para hacer leña; un hacha, y un dedo del pie cortado sobre un tarugo con la sangre.
Juan Costa Cardona, escultor ibicenco (1919-2007). Figuras humanas y raros animales, mezcla de dinosaurios y dragones, son los motivos de sus esculturas, todas ella talladas en madera. Con ‘El Dios de la Guarda’, el artista consigue representar en madera un personaje alado con su gran boca abierta, enseñando sus largos incisivos de forma amenazante.
Miguel Detrell (México D.F., 1953). Al quedarse ciego a los nueve años tuvo que ir desarrollando su propia técnica escultórica. El resultado son figuras estilizadas que entroncan con un sentimiento infantil sin abandonar la realidad, por lo que se impregnan de cierto carácter ‘naïf’. Muestra ‘La huida a Egipto’, de gran sensibilidad.
Rosa Garriga Sala (Castelbell i El Vilar, Barcelona, 1931). A los 51 años perdió la vista por completo cuando ya contaba con una larga trayectoria de creación. Se atreve a desafiar al imperio de la luz, adentrándose con dignidad en el complejo mundo de la imagen y el color. Con ‘La ermita y el progreso’ ofrece una representación figurativa de un paisaje en dos dimensiones, donde solo utiliza el negro y el brillo plateado.
José Antonio Graña Moreira (Marín, Pontevedra, 1946). Su afición por tallar juguetes de madera le llevó a especializarse en este material, aunque también ha trabajado la arcilla y la piedra. La pérdida de visión le ha supuesto una relación especial con el mundo exterior. La obra ‘Amor sensorial’ es una representación alegórica del amor, en la que podemos apreciar el conjunto formado por la madre que sujeta su hijo.
Lorenzo Montejo (Zaragoza, 1890-1982). Artista polifacético o integral, como se autodefinía, abarcó el arte en una gran variedad de formas y expresiones admirables. En sus creaciones en madera y bronce, afloran el gusto por la espiritualidad, el preciosismo y los elementos vegetales, que caracterizan su estilo. En ‘San Juan de Dios’ muestra al santo abrazando a un mendigo.
Vivencio Moro Moro (Pedraza de Campos, Palencia, 1933-2013). Comienza a realizar sus esculturas a partir del año 2000, como artista autodidacta, utilizando para su realización la cepa de vid fundamentalmente. En su corta pero fructífera trayectoria, realizó varias exposiciones en Castilla y León. En ‘Violinista de las cavernas’ ofrece la representación figurativa de una persona tocando el violín, surgiendo todo el conjunto de la misma cepa de vid.
José Mª. Prieto Lago (Covas, Vivero, Lugo, 1960). Escultor sordociego, realiza sus obras en talla de madera, para luego pasarlas a bronce. La magia de los claustros y su maestro logran que surja una vena creadora que le absorberá por completo. Con ‘Sueños de medianoche’ muestra una pareja, en una obra de formas suaves y redondeadas y de gran belleza táctil.
Bernardo Riveira Cagiao (A Coruña, 1934-2001). Se dedicó profesionalmente a la escultura, practicó el dibujo y la pintura a la acuarela y al óleo. A partir de 1988, fecha en la que se quedó ciego total, encauzó arte hacia el modelado del barro, etapa a la cual pertenece la pieza que se exhibe: ‘Cabeza de hombre’, de facciones suaves, mientras que cuello, pelo y orejas aparecen de forma más ruda, consiguiendo más realismo.
Doris Valerio (Lorraine, Francia, 1957). Pierde la vista en 1987, y encuentra en la escultura un camino hacia su realización personal. En su obra está presente un carácter simbólico innovador, colocando en igualdad lo táctil y lo visual. ‘Ouragan´t’ es una representación abstracta en la que comienza sobre una base circular de una caracola que se va abriendo y extendiendo a modo de ala ondulante.
Además de estas esculturas, el Museo Tiflológico de la ONCE muestra otras 44 obras, realizadas por escultores externos a la ONCE. Así, se pueden ver creaciones de José Luis Fernández, con la escultura de uno de los ‘Goya’ de los premios cinematográficos; Lorenzo Quinn (hijo del famoso actor de cine); César Montaña, Diego Canogar, o la coreana Kay Woo, entre otros, ubicadas en el resto de dependencias del museo.
El Museo Tiflológico de la ONCE
El Museo Tiflológico (http://museo.once.es) es un espacio accesible a todos los públicos, donde se emplean, como canales de entrada de la información, el tacto y el oído, junto al tradicional de la vista. En sus salas se muestran cuatro colecciones: la de maquetas de monumentos arquitectónicos, la de obras de artistas con discapacidad visual grave, la de material tiflológico y la de libros en braille y otros sistemas de escritura anteriores a la creación de la ONCE.
Se inauguró el 14 de diciembre de 1992 y es un espacio concebido para que sus visitantes puedan ver y tocar las piezas expuestas, aunque lo que realmente lo hace original y único es el hecho de ser un museo que nace por decisión de sus usuarios y diseñado por estos a la medida de sus necesidades. En él se exhibe el patrimonio cultural de la ONCE y se desarrollan los programas de exposiciones temporales de obras de artistas ciegos y de extensión museística a través de la exposición itinerante de sus fondos. El objetivo es promocionar y satisfacer las necesidades culturales de las personas con discapacidad visual grave, así como servir de escaparate a los esfuerzos de integración y normalización perseguidos por la ONCE.