Conoce el colectivo de las personas sordociegas
Se trata de un grupo muy heterogéneo. Algunas personas sordociegas no oyen ni ven nada, mientras que otras pueden tener algún resto de visión y/o audición.
Existen dos factores principales que determinan la clasificación del colectivo: el momento en que se produce cada una de las deficiencias sensoriales y el orden de aparición de las mismas, dando lugar a dos grupos principales: personas con sordoceguera congénita, aquellas que nacen sordociegas, y las personas con sordoceguera adquirida.
En este segundo grupo de las personas con sordoceguera adquirida se puede encontrar personas que nacen con una deficiencia visual y posteriormente desarrollan la auditiva, las que nacen con una deficiencia auditiva y posteriormente desarrollan la deficiencia visual y, aquellas que nacen sin ninguna deficiencia sensorial y adquieren la sordoceguera con posterioridad.
Personas con sordoceguera congénita
Nacen con sordoceguera o les sobreviene antes del inicio de la adquisición del lenguaje (aproximadamente durante los dos primeros años de vida). Esto provoca que su mundo quede prácticamente reducido al de su propio cuerpo y nada más, o un mundo muy pequeño en el caso de que se disponga de algún resto de visión y/o audición. Sin la adecuada intervención, es prácticamente imposible para los niños con sordoceguera congénita desarrollar comunicación por lo que, esa situación de aislamiento en la que viven, puede provocar comportamientos desajustados socialmente que dificultan aun más, si cabe, sus posibilidades de relación.
Esta es su realidad:
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Si no hay restos auditivos ni visuales tienen serias dificultades para desarrollar comunicación y aun más el lenguaje
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El tacto y la propiocepción son las vías esenciales de entrada de información, lo que provoca un aprendizaje mucho más lento, sobre todo en los primeros años
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Pueden presentar conductas estereotipadas o comportamientos problemáticos como consecuencia, entre otras causas, de su dificultad para comunicarse y de la falta de percepción de estímulos
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Muestran resistencia a los cambios de espacio o de rutina, debido a su lenta capacidad de adaptación a nuevos entornos y contextos
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Necesitan apoyo especializado para poder conocer y entender el mundo que les rodea, y desarrollar una vida independiente.
Sin una intervención específica, no conseguirán elaborar un modelo de comportamiento, no tendrán relación con el entorno al no encontrar ninguna motivación para relacionarse, y no serán capaces de comunicarse de forma eficaz y desarrollar algún tipo de lenguaje.
Personas con sordoceguera adquirida
Conlleva una situación muy distinta, aunque no por ello menos complicada. Afecta a individuos que han adquirido un bagaje de conocimientos y experiencias visuales y/o auditivas que luego se ven mermadas. En la mayoría de los casos no les resulta fácil ajustarse psicológicamente a su nueva situación.
Tienen que aprender a conocer lo que sucede a su alrededor de otro modo. Necesitan aprender nuevas formas y sistemas de comunicación, o adaptar al tacto la forma de recepción que ya tenían. El tacto y la propiocepción toman un valor diferente para estas personas y el periodo de adaptación es largo y nada fácil, porque la adaptación perceptiva a sus nuevas posibilidades sensoriales, ya de por sí difícil, está inevitablemente vinculada al conocimiento y aceptación de su problemática.
En función del momento y el orden de aparición de cada uno de los déficits encontramos los tres subgrupos siguientes: